domingo, 13 de febrero de 2011

Seamus Patrick Talling: soldado leal a Dios y al Rey (de Inglaterra)

Aunque la suya no es una carrera convencional, puesto que no era habitual promocionar desde la tropa hasta el coronelato, sí podemos afirmar que Seamus Patrick Talling representa al sufrido soldado de casaca roja de mediados del siglo XVIII
Nacido en Castleconnell (Limerick) en 1738 en el seno de una humilde familia dedicada a la pesca, el joven Seamus quedó huérfano de padre a los siete años. Su madre, incapaz de mantenerle a él y a sus cuatro hermanos, confió su tutela a un tío suyo, dueño de una granja. El muchacho, harto de sufrir maltratos y de trabajar como un esclavo para su pariente, aguantó cuatro años antes de escaparse. Después de vagar por varios condados fue recogido, medio muerto de hambre, por unos soldados que se dirigían a su regimiento, el 48 de Infantería estacionado en Inglaterra.
Incorporado a sus filas como tambor, Seamus fue adquiriendo experiencia y allí, en los barracones de Norwich, pasó cinco años antes de que embarcara rumbo a Norteamérica donde parecían soplar vientos de guerra.

Su bautismo de fuego fue la desastrosa expedición de Braddock en Monogahela (Julio de 1755). Tuvo suerte, no obstante, y sobrevivió para combatir de nuevo. Se batió honrosamente en Louisburg (Julio de 1758); pese a las heridas recibidas (que le valieron los galones de sargento de manos del mismísimo general Wolfe) en las llanuras de Abraham, durante el asalto a Quebec (Septiembre de 1759), participó en la captura de Montreal al año siguiente. Allí llamó la atención del por
entonces joven oficial William Howe.

Luego vendrían las horribles campañas en las Indias Occidentales en la Martinica y en La Habana. Enfermo de fiebres fue enviado a recuperarse a Virginia. En 1763, con el Canadá dominado y la guerra prácticamente terminada, el 48 regresó a Europa para quedar estacionado en Irlanda. Sin embargo Seamus no regresó pues fue “cedido”, junto a varios de sus camaradas, como instructores en el 60 Regimiento. Ello le valió la oportunidad de volver a destacar, esta vez en la Rebelión de Pontiac (1763-1766), un levantamiento de pueblos nativos bajo el liderazgo del caudillo ottawa del mismo nombre. Seamus participó en la batalla de Bushy Run y en el levantamiento del asedio a Fort Pitt (Agosto de 1763) y durante todo el resto de la campaña.

Reincorporado al 48, regresó a Irlanda en Noviembre de 1769. Buscó a su familia y averiguó que su madre había fallecido hacía años y de sus hermanos solamente pudo encontrar a Sarah, que se desempeñaba como doncella en la mansión de un tal Angus Burns, un potentado del condado de Tipperary.

El sargento Talling sorprendió favorablemente al señor Burns al presentarse en su casa en busca de su hermana, tanto tiempo perdida, y aún causó mayor impresión en el viejo caballero el relato de sus acciones guerreras. Y no menor fue el estupor que el gallardo soldado provocó en la señorita Mary Burns, joven hija del magnate.

Desde aquél día de encuentros y reencuentros, consumía Seamus los permisos en agotadoras excursiones a Tipperary, en principio para visitar a su hermana pero, no mucho después, para galantear a la señorita Mary.

Contra todo pronóstico, el viejo Burns no se opuso a que su hija mantuviera relaciones con Seamus de forma que, en Junio de 1775, se convirtieron en marido y mujer. Como regalo de bodas, el novio recibió una muy generosa cantidad, más que suficiente como para comprar una oficialía. Seamus se convirtió en teniente del 37 de Infantería aunque hubiera de quedar a media paga durante algún tiempo.

Los días de media paga, empero, estaban prontos a acabar pues, en 1776, las colonias norteamericanas se levantaron contra el Rey y tropas británicas, entre ellas el 37 de Infantería, fueron enviadas a sofocar la rebelión. Seamus partió por segunda vez en su vida hacia Norteamérica dejando a su joven esposa embarazada del que sería su primer hijo, nacido en 1777 y al que llamaron Angus.
Aunque Seamus era solamente teniente su brillante historial no pasó desaperc¡bido a sus superiores que le nombraron capitán en funciones a tiempo de participar en el Primer Sitio de
Charlestown (Junio de 1776)
Luego vendría la Campaña de Nueva York (1776-1777), donde ganaría honores y la de Philadelphia (1777). En ambas sirvió a las órdenes del ahora general William Howe quien, necesitado de oficiales duchos y audaces, no dudó en nombrarle mayor. De nuevo en Nueva York, combatió allí el resto de la guerra (1778-1783).

Vuelto a Irlanda, de nuevo con media paga, su prestigio y su experiencia convirtieron a Seamus en coronel de la Milicia de Tipperary. Paralelamente, la familia aumentó con el nacimiento, en 1785, de Patrick, su segundo vástago. Además, gracias al patrimonio aportado por su esposa, pudo convertirse en teniente coronel del 37 de Infantería.

En 1792 un tercer hijo, Ian, completaría la familia Talling. Seis años después, en plena rebelión irlandesa, permaneció leal al Rey Jorge III y su despliegue de la Milicia, que ahorró muchas vidas a los dos bandos, le valió un Nombramiento Real de coronel honorario del 37.Seamus Patrick Talling pasó al retiro en 1804. Sus hijos, no obstante, siguen laureando su apellido.

(C) Fernando J. Suárez








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